Hay el caso del hijo de un millonario que hereda el patrimonio del padre y en poco tiempo termina por perderlo todo. Esto porque él no heredó, en el nivel de la conciencia, el “alma” de la herencia; no heredó el “espíritu” que se expresa como herencia. Si él heredase no solamente la “forma” sino también el “espíritu”, no perdería la fortuna material. Al contrario, él la habría multiplicado.
Para que la herencia y todos los demás bienes puedan preservarse, es necesario que nos apoderemos de su “alma”.
Si pretendemos construir un buen hogar, no basta tener una casa. Casa no es hogar. Dentro de una construcción magnifica puede haber un conflicto familiar tempestuoso. Por lo tanto, en una casa sin alma la familia se desintegra. Solamente el alma es la verdadera existencia.
INVITACIÓN A LA PROSPERIDAD VOL.2 PAG.34
MASAHARU TANIGUCHI